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El mate que tomamos los argentinos podría ayudar a luchar contra el Parkinson

Por Teresa Cóccaro, columnista invitada (*) | La clásica infusión argentina tiene un efecto neuroprotector, según los resultados de una investigación realizada por el Conicet que muestra avances alentadores

La costumbre de tomar mate es un hábito saludable cuyos beneficios siguen investigándose. Ya sabemos con certeza que la yerba es un poderoso antioxidante que retrasa el envejecimiento, aporta varias vitaminas del grupo B y algunos minerales al organismo. Además, es un estimulantes que nos ayuda a concentrarnos tanto o más que el café, que nos relaja porque al ser compartido socialmente nos permite tejer lazos de amistad y camaradería. Tomar mate es una compañía para esos momentos de mucho trabajo o estudio, cuando estamos de vacaciones o amenizar los viajes largos. Calma el hambre y por eso ayuda en la dietas para descender el peso.

La novedad que hoy quiero destacar es su potencial para prevenir una de las enfermedades más difíciles de tratar: el Parkinson.

Un grupo de estudiosos argentinos del Conicet hizo este descubrimiento fundamental para la ciencia y prometedor para el desarrollo de futuros medicamentos..

La hipótesis se basó en que la yerba mate podría tener efectos benéficos en relación con el desarrollo y progresión del Parkinson debido a que tiene la propiedad de prolongar la vida de las neuronas dopaminérgicas en cultivo.

Estas neuronas dopaminérgicas están en relación directa con el control de la locomoción, y además de ser las primeras en verse afectadas en los pacientes con Parkinson, son también las que mueren con mayor rapidez.

Al administrar un extracto de yerba mate sobre dicho modelo de neuronas dopaminérgicas se obtuvo como resultado que mate tiene un efecto neuroprotector poderoso que retarda el momento de la muerte neuronal.

Una vez que se obtiene este primer resultado se comienza a determinar qué compuestos de la yerba son los que benefician a las neuronas. Dos de sus propiedades principales, la teobromina y el ácido clorogénico actuaban como neuroprotectores, aun en mayor nivel que el la ya conocida cafeína.

Estos dos componenetes, antioxidantes y estimulantes del sistema nervioso, protegen el envejecimiento celular y lo más novedoso es que además podrían ser grandes aliados en el crecimiento de los axones y las dendritas, lo que conservaría más sanas nuestras neuronas.

Fuente: TN.com.ar

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